Este hotel palacio centenario, ubicado en entre 250 acres de bosque, ha sido restaurado con todo su esplendor.
Este palacio de importancia histórica de 1910 disfruta de un espectacular renacimiento, como si se
hubiera bañado en el agua revitalizante de las fuentes subterráneas de la ciudad de Vidago. Se presta igual importancia a la preservación que la innovación: la
fachada de la Belle Époque, inalterada, aparece en naranja y blanco entre el mosaico de cedros, pinos y acebos.
Los interiores también hacen gloriosos a los techos altos, los estucos y los detalles de arquitectura noble clásica
de suelo a techo. El ala modernista del spa de primera clase destaca la mirada refinada al futuro del futuro, que ofrece una
versión contemporánea de un spa termal portugués tradicional con veinte salas de tratamientos, cinco hidropiscinas y una
piscina cubierta, todas con aguas curativas de la región.
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